El mundo de las letras despide a uno de sus máximos referentes. Mario Vargas Llosa, autor de novelas emblemáticas como La ciudad y los perros, La casa verde y La fiesta del chivo, falleció este lunes a los 89 años en la ciudad de Lima, Perú. La noticia fue confirmada por su familia mediante un comunicado difundido en redes sociales, en el que se detalla que el escritor murió acompañado por sus seres queridos y en un ambiente de paz.
“Disfrutó de una existencia larga, múltiple y fructífera”, expresaron sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana Vargas Llosa, quienes también informaron que no se realizará ninguna ceremonia pública de despedida, cumpliendo así con la voluntad del autor.
Una vida dedicada a las palabras
Vargas Llosa fue mucho más que un novelista. Fue ensayista, dramaturgo, periodista y una figura pública que nunca rehuyó del debate político. Su evolución ideológica —desde posturas de izquierda hasta convertirse en uno de los defensores más destacados del liberalismo en el mundo hispano— lo convirtió en un personaje controvertido y profundamente influyente.
Nacido en Arequipa en 1936, su carrera despegó en los años 60 con la publicación de La ciudad y los perros, obra que rompió con las convenciones de la narrativa latinoamericana y que marcó el inicio del llamado Boom Latinoamericano, junto a escritores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes.
Un Nobel comprometido
En 2010 recibió el Premio Nobel de Literatura, galardón que lo consagró como uno de los autores más importantes del siglo XX y XXI. La Academia Sueca lo reconoció “por su cartografía de las estructuras del poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, su revuelta y su derrota”.
En sus últimos años, mantuvo una intensa actividad intelectual y mediática. No solo publicó novelas, sino también columnas de opinión, ensayos políticos y participó activamente en debates culturales y sociales a nivel global.
Un adiós sin ceremonia, pero con legado eterno
La decisión de no realizar una ceremonia pública para despedirlo no empaña la magnitud de su figura. Por el contrario, Vargas Llosa deja una obra viva, presente en las bibliotecas del mundo, en las aulas y en los lectores que descubren en sus páginas una mirada crítica y apasionada sobre la condición humana y el poder.
Hoy el mundo despide a un gigante. Sus libros seguirán hablando por él.



